En Lakeview, María Uzcátegui dirige su restaurante venezolano, Rica Arepa, a pesar del pánico que se siente por el estado de su protección temporal en el próximo año, una preocupación común entre los 30.000 otros venezolanos que vinieron a Chicago, huyendo de su país.
Uzcátegui, de Isla Margarita, Venezuela, llegó a los EE.UU. en 2015 y abrió su restaurante en 2017. Es beneficiaria del servicio de protección temporal de la designación de 2021, que le trae un sentido de incertidumbre desdé que se enteró que el primero de febrero, Kristi Noem, la secretaría de seguridad nacional, estableció fines de los servicios de protección temporal a los venezolanos. Según el registro federal, la designación de 2023 se terminará el 7 de abril, y la designación de 2021 el 10 de septiembre.
“Es un miedo que no habíamos experimentado, nunca”, dijo Uzcátegui. “Y hasta ahora, ha salido todo esto, y pensar que podemos perder nuestra vida acá, en la que hemos invertido, en la que tenemos nuestros hijos americanos, toda nuestra vida gira en torno a estar aquí en Chicago. Ha causado mucho pánico, ansiedad. Mucha tristeza también, pero hemos tratado de manejarlo”.
Uzcátegui siente la misma presión por su estatus en el país que los más de 500,000 refugiados venezolanos en los EE.UU. que han huido de su país. La agencia de la ONU para los refugiados reportó que Venezuela está enfrentando “una de las mayores crisis de desplazamiento del mundo”. Desde entonces, millones han huido por la escasez de alimentos y medicinas, la inflación, el aumento de las tasas de criminalidad y más que les han calificado para el estado de protección temporal en los EE.UU. por primera vez en 2021.
En consecuencia, Chicago, como una ciudad santuario, la población venezolana ha crecido a más de 30,000 que han llegado a partir de octubre del año pasado, muchos de los cuales serán afectados por la terminación de lo que les permite quedarse.
Según el departamento de servicios de ciudadanía e inmigración de los EE.UU., Noem “determinó que las condiciones en Venezuela ya no apoyan a la designación de 2023 de Venezuela para el estado de protección temporal”. Mucha de la gente venezolana no estaría de acuerdo.
José Balboa, el presidente de la Alianza Venezolana de Illinois, vino de Barcelona, Venezuela, en 2014. En su experiencia de trabajar con la alianza, que ofrece ayuda humanitaria, educación y defensa para los venezolanos en Illinois, él dijo que esas reclamaciones sobre las condiciones no se corresponden con la realidad que ha visto y oído de los refugiados.
“Estamos totalmente en desacuerdo con esto”, dijo Balboa. “Venezuela sigue bajo una crisis política, económica, de asistencia médica, criminal y de derechos humanos”.
Ana Gil García, la fundadora y la primera presidenta de la Alianza Venezolana en Illinois, dijo que desde la elección de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, se agravaron las condiciones en su país natal. Ha observado un aumento en la represión interna preexistente, y que las reclamaciones de que la economía, la salud, y los aspectos sociales de Venezuela han mejorado “nos daña”.
“El número de presos políticos aumentó. Las desapariciones físicas, de la gente, aumentó. ¿Entonces, cómo se puede explicar que las condiciones económicas mejoran”? dijo Gil García.
Gil García también notó que aunque el crimen es una razón para las deportaciones, para conseguir el servicio de protección temporal, uno debe pasar por una verificación de antecedentes penales.
“Esperamos que haya una reconsideración caso por caso”, ella dijo. “Toda comunidad trae gente buena y trae gente mala. Pero por eso, no nos vas a criminalizar a todos, sin excepción. Y ese es el problema que tenemos, que cada vez que decimos que ‘soy de Venezuela’, se nos ve en la cara que somos criminales”.
Juan Castillo, colaborador con la alianza y beneficiario del servicio de protección temporal, vino de Venezuela en 2022 y vive en Chicago con su hija de 10 años con un miedo continuo por su seguridad. Castillo expresó empatía por los venezolanos que se sacrificaron para ganarse una vida en los EE. UU. y también sienten miedo.
“97% de las personas que salieron de Venezuela tienen casas, negocios en Venezuela”, dijo Castillo. “Y tuvieron que cerrar para poder perseguir otra oportunidad, para preservar lo más valioso que nos dio Dios, la vida”.
El reto de buscar su vida en otro país es algo que Uzcátegui no quiere hacer otra vez, después de hacerlo para venir a Chicago y abrir su restaurante. Dijo que aunque se enfrenta un gran miedo del futuro, “hay que hacer un plan”.
“Es como tienes miedo, pero tienes que pensar en qué vas a hacer”, ella dijo. “Es difícil hacer un plan, sabiendo que no se puede devolver a Venezuela, o sea, volver a Venezuela no es una opción. Entonces, habría que buscar otro país u otra solución”.
Castillo dijo que a pesar del tratamiento “injusto” que reciben los beneficiarios venezolanos en Chicago, valora identidad sobre todo.
“No podemos dejar de ser venezolanos”, Castillo dijo. “Ni podemos bajar la cara injustamente”.
Texto editado por Manuel Nocera
English Digest:
Earlier this month, Secretary of Homeland Security Kristi Noem announced that Temporary Protective Services for Venezuelans will end this year, on the premise that the country’s conditions no longer meet the requirements to grant Venezuelans seeking refuge that status. Many Venezuelans in Chicago do not agree with this change, feeling that conditions have worsened since the reelection of Venezuelan President Nicolás Maduro. According to the Federal Register, TPS under the designation of 2023 is set to end on April 7, and the designation under 2021 to end on Sept. 10.
Copy edited by Manuel Nocera